Domingo de la alegrìa

Salvador Bravo Oe4-169 y José María Alemán
Quito, Ecuador

INFO

Domingo de la alegrìa

La liturgia del Tercer Domingo de Adviento está sembrada de llamadas a la alegría. ¡Por eso, en la tradición litúrgica de la Iglesia se ha conocido éste como el Domingo de “Gaudete!", según el mensaje de la carta a los Filipenses (4,4-5) que introduce la celebración y, asimismo, es el texto de la segunda lectura del día, diciéndonos que el Señor está cerca. Ya no solamente se nos invita a prepararnos a la Navidad mediante un cambio de vida y de mentalidad; sino que se nos invita a prepararnos con “alegría” porque el Salvador está cerca.

Una de las formas de vivir la verdadera alegría se produce cuando abrimos el corazón a los demás donde esta Cristo. Unidos a la alegría exultante por la venida del Salvador, reflexionaremos sobre el valor de la solidaridad.

Solidaridad proviene del término del latín soliditas que hacía referencia a una realidad homogénea, entera y unida donde los elementos que conformaban ese todo eran de igual naturaleza. Solidaridad en otras palabras es el signo de bien común nacido desde el corazón.

­¿Cómo la vivió Jesús?,  indica el evangelio de Juan que  la medida del amor solidario es: “Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros igual que yo os he amado”(Jn 15, 12). Con este mandamiento Jesús se propone a sí mismo como medida e invita a amar como él amó, hasta el punto de entregar o dejarse quitar el don más preciado: la vida.

Los que no son cristianos y no tienen por modelo a Jesús heredarán también el reino practicando la solidaridad con los pobres y oprimidos, pues Jesús se ha identificado con ellos: “Venid, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, estuve desnudo y me vestisteis, estuve en la cárcel y fuisteis a verme... Os lo aseguro: Cada vez que lo hicisteis con uno de esos hermanos míos tan insignificantes lo hicisteis conmigo” (Mt 25, 34-36. 40).

En el juicio a las naciones de Mateo, los ángeles de Dios situarán a unos a la derecha y a otros a la izquierda. Los de la derecha son los que, por un sentido de solidaridad humana, no han abandonado a otros en su necesidad inaplazable; los de la izquierda, los -que no se conmueven ante el dolor y desgracia de sus semejantes. Los que van a la ruina no han cometido acciones positivamente injustas; su culpa es de omisión: no haber mostrado la menor solidaridad con los desvalidos.

De este modo, la antigua enseñanza de “ojo por ojo y diente por diente” (Ex 21, 4; cf. Mt 5, 38) o la de “amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo” (Mt 5, 43), o la más renovada de “amarás al prójimo como a ti mismo” (Lc 10, 27) quedan superadas por la enseñanza de Jesús que representa la utopía del amor solidario hasta el extremo de dar la vida: “que os améis como yo os he amado”.

Este amor, como Jesús lo practicó, es el pilar sobre el que se debe alzar la nueva sociedad, la sociedad alternativa que él anuncia: “el reinado o reino” de Dios.

Que Dios nos regale la alegría de vivir y practicar la solidaridad con todos. Feliz domingo a todos.

 

Padre Juan Carlos Jiménez

Párroco

Parroquia San Ignacio de Loyola - Solanda